Memoria fotográfica bajo control climático

Memoria fotográfica bajo control climático

Los cuidados climáticos y de humedad que requiere el acervo del MAF no son menores. Para su conservación, se echa mano de un monitoreo permanente. Mundo HVAC&R conversó con el especialista que controla la climatización para el resguardo de la memoria visual de la Ciudad de México

Danahé San Juan

En el corazón de la Ciudad de México, a espaldas del Templo Mayor y de la Catedral Metropolitana, se encuentra el Museo Archivo de la Fotografía (MAF), que reúne más de 100 años de historia del antiguo Distrito Federal. Las fotografías son una muestra de los trabajos de pavimentación y alumbrado público, de la construcción de edificios, monumentos, parques y jardines, así como de actividades políticas. Entre sus archivos también se aprecian imágenes sobre fiestas tradicionales, de usos y costumbres de la sociedad, con las cuales es posible transitar por la memoria de los citadinos del siglo XX.

Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el inmueble perteneció a los dueños del mayorazgo Nava Chávez, fundado por el canónigo de la Catedral de México, Pedro Nava, a finales del siglo XVI. Se localiza en la esquina de las calles República de Guatemala 34-38 y República de Argentina 2-4, antes Reloj y Escalerillas. Vivió diferentes etapas de reconstrucción, en una de las cuales perdió una parte de su extensión.

La manipulación de fotografías requiere extrictos controles de humedad

Una nueva institución en la ciudad
La creación del MAF obedeció a la necesidad de contar con documentos históricos que dieran testimonio oficial de los cambios de la gestión y actividad institucional. Para lograrlo, era ineludible implementar una política de preservación, resguardo y conservación de las imágenes, así como tener un espacio para llevar a cabo estas actividades. Es por esto que el último fragmento conservado de la casa del mayorazgo pasó a ser sede del Museo Archivo de la Fotografía el 4 de diciembre de 2016.

Cuidados en la bóveda
Los objetos como películas fotográficas o fotografías requieren de temperaturas y humedad ambiente bajas, que eviten daños causados por la condensación o formación de grietas. El control de la humedad es uno de los factores más importantes para la preservación y conservación de obras artísticas e históricas, por lo que cualquier biblioteca, museo o archivo debe hacer uso de un sistema de climatización bien controlado, que garantice las mejores condiciones de resguardo para los materiales en una bóveda o cuarto frío, en opinión de los especialistas.

Además de la bóveda, debe haber un cuarto de reposo para antes de que los materiales pasen al área de trabajo. Éstos no pueden tener cambios drásticos de temperatura, pues cuando están en la bóveda se encuentran en un tratamiento de temperatura y humedad especial, por lo que requieren un procedimiento específico para llevarlos de ambientes fríos y secos a temperaturas ambiente.

Generalmente, este tipo de espacios se construyen a la medida de las necesidades del cliente, según los materiales que se busquen conservar. Antes de la construcción se hace una apreciación del espacio donde se instalará la bóveda, para identificar lo que se debe modificar; no sólo respecto a las condiciones de temperatura y humedad, sino también sobre aquellas relacionadas a piso, muros, etcétera.

Aunado a esto, se debe encontrar el punto ideal para cada uno de los materiales que se van a preservar, durante el tiempo que sea necesario. Este lapso se mide de acuerdo con un índice de permanencia de imagen, el cual se calcula con la temperatura y humedad relativa. El resultado es el tiempo que se prolongará la vida de la fotografía o el material preservado.

Bo Erik Gustav Hollsten Ruvalcaba, jefe de tecnología de Cobeal, la empresa que construyó y da mantenimiento a la bóveda y sistemas del MAF, señala que “el balance debe ser muy preciso para poder brindar las condiciones ideales, por lo que también depende de la cantidad, el tipo y el estado del material con que se cuente”.

Después del reposo, las fotografías salen a la zona de trabajo, donde los restauradores realizan la limpieza de la fotografía. Aunque en este lugar también es necesario controlar el ambiente, no siempre se le invierte el dinero en el lugar adecuado, ya sea por falta de financiamiento  o atención. Gustav afirma que “lo ideal sería tener una bóveda de control climático, una estadía para cambiar de temperaturas sin haber condensación, y el lugar de trabajo debería estar climatizado con sistemas de filtración y de deshumidificación, pero no todos tienen el financiamiento para hacerlo”.

El MAF cuenta con dos bóvedas de control climático y dos esclusas de compensación –compartimentos con puerta de entrada y de salida que sirven para controlar el acceso a un lugar–. Éstas últimas sirven para que el material se estabilice, antes de sacarlo al exterior, precisa el jefe de Tecnología de Cobeal.

El edificio está catalogado como histórico, lo que impide que se le realice cualquier modificación que altere su estructura; por lo tanto, los sistemas de fijación, el paso de tuberías, de drenajes, etcétera, tuvieron que adaptarse.

El deshumidificador del museo tiene la capacidad de 2.2 kilos por hora. El equipo del aire posee la capacidad de 1 caballo de refrigeración y en humidificación de 1.8 kilogramos por hora. El sistema de filtración es capaz de quitar hasta 200 partes por millón de sulfuro, nitratos y partículas suspendidas transportadas.

Hay muchos recursos para controlar los gases emitidos por los materiales de resguardo, como son filtros de carbono, filtros hepa, filtros de partículas, mallas moleculares, sistemas de extracción.

Una de las complicaciones cuando se maneja fotografía antigua es el nitrato de celulosa. Este producto es altamente inflamable y explosivo, por lo que si no se mantiene en condiciones ideales de temperatura de humedad relativa, puede incendiarse de un momento a otro sin que haya forma de apagarlo, e inclusive llega a explotar. Para impedir que ocurra un incidente de esta magnitud lo mejor es mantenerlo dentro de bóvedas. Asimismo, se fabrica un mueble especial climatizado, a prueba de explosiones, para cuidar a la gente y al edificio.

Las estanterías metálicas son las mejores para resguardar material fotográfico, pero se debe elegir una con recubrimieno de pintura epóxica, de preferencia en polvo y que haya sido horneada a 200 grados centígrados para evitar la presencia de gases que dañen las películas. Si el mobiliario se puede mover dentro del interior, hay que sellar todos los rodamientos. Las puertas deben traer chumaceras autolubricadas, de preferencia de nailon o bronce.

Control de temperatura y humedad
Mientras más baja se encuentre la temperatura en la bóveda, existirá menos riesgo de combustión. La humedad tiene que estar equilibrada 35 por ciento +/- 5 por ciento en todos los casos. La diferencia de temperatura deberá ser únicamente de +/- 2 grados centígrados, para que las gráficas con que se analizan estos factores no presenten variaciones alarmantes.

Hollsten afirma que “todos los museos se grafican una vez por mes y cuando tenemos un pico, comenzamos a analizar de qué se trata: si entraron con agua, van a lavar, cuántas personas ingresaron”. La importancia de limitar el acceso, añade, se debe a que cada una de ellas representa 200 gramos de humedad, lo que significa que si hay cinco personas durante una hora, dentro de una bóveda, se va a generar 1 litro de agua.

El método de secado que se emplea consiste en un equipo de deshumidificación, a base de gel de sílice estabilizado con titanio, por lo que no se requieren químicos. Este equipo trabaja los 365 días del año, si es que la demanda lo necesita.

El archivo del MAF resguarda imágenes de hace más de un siglo. Esta imagen muestra la restauración del Zócalo en 1958

Cuidados según la temporada climatológica
Cuando se trabaja con fotografías, no se puede depender de las condiciones climáticas. Para reducir las afectaciones, en época de baja humedad relativa es preciso utilizar humidificadores, pero en temporada de lluvias se recurre a los deshumidificadores, un increíble balance de energías determinado por cálculos matemáticos, para preservar la misma temperatura y humedad ciento por ciento del agua. Evitar que los usuarios alteren estas condiciones requiere que las bóvedas cuenten con controles diseñados especialmente para ser manipulados sólo por el especialista.

Mantenimiento del sistema
La Ciudad de México es uno de los lugares con más partículas contaminantes y una cantidad de gases que afectan seriamente la calidad de las fotografías, por lo que cada mes se realiza un registro e interpretación de todas las gráficas de temperatura y humedad del Museo. También se le da mantenimiento a la condensadora y evaporadora del sistema de enfriamiento, al equipo de deshumidificación reversible sin agua, al sistema de filtración de partículas y de gases, a las válvulas termo-magnéticas o de termo-expansión, secadores, deshidratadores, filtros de carbón, entre otros.

Todos los equipos mecánicos tienden a dañarse o requieren cambios de piezas, como por ejemplo el ventilador de un condensador. Hay ocasiones extremas en que los serpentines llegan a perforarse a causa de una gran contaminación, ya que los gases corrosivos combinados con alta humedad relativa producen un ácido que corroe la tubería. El MAF posee el suficiente aislamiento y barreras de vapor para que, en caso de que un equipo se dañe, sea reparado o sustituido en  menos de 48 horas.

El Museo pone cuidado especial en la limpieza, control de temperatura, humedad, luz ultravioleta y filtros para lámparas. Asimismo, los materiales eléctricos que están instalados son probados para determinar que no causen la menor agresión en caso de incendio.

Las fallas de los equipos se detectan de inmediato, debido a que los sistemas son tan sensibles que es posible saber a qué hora entró una persona, gracias a las variaciones de temperatura y humedad relativa que hay en la bóveda. De igual forma, se fijan alarmas para mandar una alerta electrónica en caso de que los parámetros adecuados cambien. Una vez que se recibe la alerta, se realiza una llamada telefónica para confirmar que se requiere de asistencia técnica. El 80 por ciento de los problemas se corrige a distancia, pues en la mayoría de los casos son situaciones muy sencillas. Cuando la solución no puede aplicarse a distancia, un técnico se dirige al sitio para controlar y solucionar el problema.

Este Museo posee un sistema compuesto de equipos de refrigeración de expansión directa, que utiliza gas refrigerante R-404, un equipo de filtración con filtro Sumer 8, Mer 14 y un sistema de deshumidificación de tipo químico que permite llegar hasta el 10 por ciento de humedad relativa, aunque generalmente se maneja en 35 por ciento.

  • Equipo instalado
  • Equipo de refrigeración de expansión directa
  • Gas R-404
  • Filtro Sumer 8, Mer 14
  • Sistema de deshumidificación

Un cálculo generalizado del costo económico del consumo energético va de 5 mil o 6 mil pesos mensuales. El control de iluminación se realiza por metro cuadrado, a través de la cantidad de lúmenes. Además, se utiliza un sensor llamado ultraviolímetro para saber la cantidad de luz ultravioleta. Muchas veces se colocan filtros que no dejan pasar los rayos UV para controlar la cantidad de lúmenes y el tiempo que el material se expone a iluminación artificial o natural.

Un año antes de comenzar la construcción de las bóvedas se realiza un estudio del lugar asignado; se pone un datalogger en la zona de temperatura, humedad y punto de rocío, y otro para saber las condiciones de luz y rayos UV. Una vez que se reúne la información de un año se cuenta con lo necesario para controlar el cuarto.

La preservación y conservación del material fotográfico es una labor que requiere de una estrecha colaboración entre los especialistas de la industria HVAC y los restauradores del MAF, pues de otra manera sería muy difícil salvaguardar la memoria fotográfica que fortalece la identidad de los habitantes de la Ciudad de México.

Cortesía de Revista Mundo HVAC&R